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1/16/2009

CODIGO K: El Muralismo Mexicano; mensajeros del MUNDO NUEVO



La Escuela Mexicana de Pintura

Nada es o paraciera ser fortuito o casual a los ojos del cosmos, que desde la inmensidad nos observa, se compenetra en nuestro profundo ser. Extraño tampo es que, Diego Rivera, propusiera un movimiento cultural que impulsó a través de la pintura, la producción de obras monumentales para el pueblo en las que se retrata la realidad mexicana, las luchas sociales y otros aspectos de su historia.

Como las evidencias lo revelan, el soberbío talento plástico de Diego Rivera, el Tlacuihlo del Nuevo Sol, fué el elemento maestro, que abrió   en muchos individuos de distintas latitudes una perpectiva esplendorosa y dolorosa de nuestra ancestral cultura perdida en el olvido y la incomprensión.

Incansable y de ferrea voluntad desarrollo inmensidad de proyectos murales, que por si solos recrearon un universo fantastico y luminoso.

Pero las evidencias muestran al paso de los años, y las informaciones precias que Estrella Newman aporta, el cruce primordial de información clave entre Romerovargas, Rodríguez Juárez, Diego Rivera y Julian Carrillo, entre otros  más que juntos desentrañarian un profundo misterio de casí quinientos años de obscuridad humana.

Ellos y otros importantes maestros son los autores del Codigo K. 

Resultado de la obra de una vida dedicada al estudio y comprensión de nuestra raíz madre.

Ellos siempre lo proclamaron: "Aquel que diga que sabe miente..."

Comprender la totalidad es un proceso complejo, de nuestro pasado indígena, tenemos solo breves estampas, pero lo que el código k nos muestra, es que cuando juntamos todas esas estampas, tenemos una imagen más clara, aún mucho más, pero eso lo habremos de ir descubriendo en la medida en la que nuestra vibración aumente.

Por ello el muralismo mexicano fue uno de los fenómenos más decisivos de la plástica contemporánea iberoamericana y otros de sus principales protagonistas fueron José Clemente Orozco, Jorge Gonzáles Camarena,  y David Alfaro Siqueiros.

A partir de 1930 el movimiento se internacionalizó y se extendió a otros países de América. Influenciados por el rico pasado precolombino y colonial, los muralistas desarrollaron un arte monumental y público, de inspiración tradicional y popular, que ponía fin al academicismo reinante, exaltando su cultura y origen precortesiano.

Manifiesto a favor del indígenismo



La pintura mural fue declarada el arte oficial de la Revolución.

El manifiesto en el que se hacen públicos los principios del movimiento:

Manifiesto del Sindicato de Pintores y Escultores, fue dedicado a “la raza indígena, humillada durante siglos, a los soldados que lucharon en pro de las reivindicaciones populares; a los obreros y los campesinos, y los intelectuales no pertenecientes a la burguesía” y parte de nuevas ideas y conceptos: “repudiamos la pintura llamada de caballete y todo arte de cenáculo ultraintelectual por aristocrático, y exaltamos las manifestaciones de arte monumental por ser de utilidad pública.

Proclamamos que toda manifestación estética ajena o contraria al sentimiento popular es burguesa y debe desaparecer porque contribuye a pervertir el gusto de nuestra raza, ya casi completamente pervertida en las ciudades.

Proclamamos que los creadores de belleza deben esforzarse porque su labor presente un aspecto claro de propaganda ideológica en bien del pueblo, haciendo del arte una finalidad de belleza para todos, de educación y combate”.

Reivindican el arte indígena como arte en sí mismo y como modelo social, “el arte del pueblo de México es la manifestación espiritual más grande y más sana del mundo y su tradición indígena es la mejor de Todas”.






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