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1/06/2009

LA ESPERANZA DE UN NUEVO SOL

El Mensaje de Esperanza de Kuauhtemoc…
último tlakatekutli de Anáhuac.

Hace 514 años el sol de nuestra cultura declino sobre el horizonte.
Una civilización de un alto nivel de desarrollo y de un acentuado refinamiento fue arrasada inmisericorde mente.


Nuestros ancestros ya habían llegado ha crear la sociedad ética y una estructura y una organización políticas que funcionaban como el más avanzado socialismo.

Empero al ser derrotado el ejercito Mexiha por los invasores durante el prolongado sitio de Tenochtitlán México, el último consejo de gobierno o tlahtokan percibió que, al rendirse, SOBREVENDRÍA NO UNA CONQUISTA SINO EL ANIQUILAMIENTO.

De ahí que, en la noche más larga de nuestra historia como pueblo, de aquellos esforzados varones, con el espíritu. Acongojado, elaboraron en la madrugada del 22 al 23 de Agosto de 1521, el último acuerdo de un gobierno libre, que Kuauhtemok, como último tlakatekutli , fue encargado de ejecutar.

Pocos mensajes más dramáticos que aquel en que reconocía la derrota y se advertía a todo un pueblo, acerca de los sufrimientos a que sería sometido.

Por medio de este mensaje fueron lanzadas las tres últimas consignas que se encargaron de trasmitir en cordillera, hombre por hombre, pueblo por pueblo, región por región, desde Tenochtitlan-México hasta la comarca de los grandes lagos de Canadá por el norte. Y hasta Nicaragua y aun más allá, hacia el sur.

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En la primera de ellas se ordenaba que fueran ocultados todos los recintos del principio creador, los kalmecactl, las casas de enseñanza de jóvenes y doncellas, el juego de pelota, , se guardara el canto, la poesía y la danza.


También se ordeno que fueran sepultados todos los documentos y los testimonios que hablaban de nuestra grandeza, para salvaguardarlos de la destrucción. Y en cavernas subterráneas y sótanos estos testimonios aún nos están esperando.

En la segunda consigna fue ordenado que hasta cuando saliera el nuevo sol, fueran los padres y madres, en el interior de sus hogares, quienes enseñaran a sus hijos el gran tesoro de su antigua lengua y cultura.

Y en la tercera consigna, nuestros abuelos ordenaron avisar a los hombres del futuro que tal como todos los ocasos el sol descendía y se ocultaba, vencido por la oscuridad; pero que después de luchar toda la noche contra sus enemigos , volvía a aparecer, triunfante, al día siguiente; así después de mucho tiempo de oscuridad finalmente el sol de nuestra cultura se levantaría y alcanzaría fuerza y realizaría su grandioso destino.

Ahora el tiempo ha llegado. El tiempo estaba medido y los hombres del futuro somos nosotros. No un grupo ni una organización sino todos nosotros, este continente.





Tenochtitlan Agosto de 1523. Enero del 2009.

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